Era 16 de Mayo de 2010. Fue el día en el que redacté mi último post para este blog (hasta hoy) sin saberlo. Y hoy, el día que "El Bólido Rojo" renace, parece que me asomo a una ventana hacia el pasado. Aquel 16 de Mayo de hace dos años conté la victoria de Mark Webber en el Gran Premio de Mónaco con su Red Bull. Hoy veo como hace solo tres días que se repitió la historia. Mismo escenario: Mónaco; mismo ganador: Webber; mismo mes: Mayo. Y en medio de todo esto: mi blog. Solo una gran diferencia: en aquel Gran Premio de Mónaco de 2010 tuve que dejar de redactar en él; en este de 2012 es cuando regreso. El Bólido Rojo vuelve para compartir (actualizado y con nuevo diseño) la pasión por la competición automovilística más bonita y espectacular del mundo: la Fórmula 1.
Y regresamos para contar un Mundial de locura. Seis grandes premios disputados y seis ganadores distintos, en un campeonato con seis campeones del mundo en liza. Por hacer un análisis muy general a lo visto hasta hoy, para mi dos claves explican este apretadísimo mundial. Por un lado el fin de los privilegios "redbulianos". No es que el Red Bull no sea bueno. De hecho sigue siendo uno de los mejores coches, y un coche ganador ya. La diferencia es que ese segundo "extra" que tenía lo han perdido. Han bajado del cielo a la tierra. Por otro lado, el trabajo hecho por las factorias del resto de equipos. De Ferrari o McLaren se esperaba, pero nadie podía imaginar el salto que han dado coches como los Mercedes, Lotus, Williams o Sauber. Cualquiera de ellos en disposición de pintar la cara al más chulo. La igualdad entre bólidos es total, y ahí es donde más disfrutamos de los pilotos. Y ahí, perdonen que no sea objetivo, Alonso es el que más tiene que mostrar. No obstante es el Líder, y lo és con su bólido rojo.
Este es el nuestro!
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