Estos dos hombres de la foto de nuestra izquierda, un tal Michael Schumacher y un tal Ross Brawn, escribieron juntos una de las páginas más brillantes de la historia de la Fórmula 1. Entre los años 2000 y 2004 dominaron con puño de hierro el Campeonato Mundial, consiguiendo 5 títulos de piloto para el alemán y otros 5 de constructores para la Scudería. A este impresionante binomio Schumi-Brawn les salió otro de igual brillantez Alonso-Briatore, y protagonizaron durante dos años (2005 y 2006) dos de los campeonatos más espectaculares que se recuerdan, repartiendose victorias y puntos casi a partes iguales, pero inclinándose la balanza final a favor del gran Renault. Un ciclo había terminado, y tanto Schumacher como Brawn dejaron Ferrari en 2006.
En 2007 el legado de ambos genios aún perduraba en la Scudería, y permitió a Kimi Raikkonen alzarse Campeón del Mundo con un gran coche pero que necesitó del duelo fratricida en el seno de McLaren para lograr el entorchado, mientras que en 2008 Massa se quedó a las puertas del título con aquel famoso adelantamiento de Hamilton a Glock en la última curva del campeonato. Fueron estos dos años en los que Ferrari vivió del legado de Brawn, gracias, entre otras cosas, a los escasos cambios de reglamento. Pero 2009 mostraría por primera vez las carencias y los grandes problemas de la Scudería.
Ese 2009 era el año de la entrada de los "slicks", de la entrada del "kers" y de la reducción de la carga aerodiánima de los monoplazas en alrededor de un 50%. Fue el año del radical cambio de estética de los coches. Todo esto significó para todos una cosa: había que diseñar un coche totalmente nuevo en el que los conocimientos de las versiones anteriores no servían para nada. Aldo Costa y Nicholas Tombazis (en la imagen), eran los encargados de hacer el trabajo que antaño hacía Brawn. Hasta entonces gestionaron bien la herencia del ingeniero británico, pero en 2009 tenía que salir a la luz su propio ingenio. Aquel fue el primer "Invierno Negro" para la Scudería, y el resultado fue un monoplaza con 1 victoria (Raikkonen en Spa) y 4 terceros puestos. Kimi fue 6º en el mundial de pilotos y Massa tuvo el grave accidente de Hungaroring. En constructores Ferrari terminó 4º. Eran los peores resultados de Ferrari en más de una década, desde antes de la llegada de Brawn-Schumacher.
En el 2010 y con la llegada de Alonso los resultados mejoran pero el coche no. De nuevo el Ferrari diseñado durante el invierno fue nefasto, el segundo, y en toda la primera mitad de campeonato solo ganó una carrera, la primera en Bahrein, y gracias al problema que tuvo Vettel. Durante el año el Ferrari desarrolló el coche y para la segunda mitad Alonso ganó 4 grandes premios y solo se perdió dos podios. Las manos de Alonso les puso el mundial en las manos hasta que desde el box le metieron en la "trampa webber" de Abu Dhabi y se quedó sin título. Y la historia se repetiría en 2011. Un Ferrarí conservador y débil que nunca pudo competir con los Red Bull, ganando solo un Gran Premio. Y otro dato: Ferrari lleva 2 años y medio sin hacer una Pole. En 2011 Costa y Tombazis abandonan la Scudería, llegando Pat Fry, Corrado Lanzone y Luca Marmorini.
Pero que la imagen de la derecha no nos engañe. De nuevo el "Invierno Negro" de Ferrari hizo su aparición para 2012, y el monoplaza rojo vuelve a empezar un mundial sin estar a la altura. Solo las manos de un genio como Alonso mantienen la dignidad a un Ferrari, a una marca, que le ya le debería estar eternamente agradecido. Con un Sauber detrás 1 segundo más rápido sobre seco pudo alzarse con la victoria. Ya dijeron claramente cual era el objetivo de las primeras carreras: minimizar pérdidas.
Y en Barcelona llegó al fin la mejora necesaria para tener un Ferrari a la altura del mundial. Este año parece llegar antes que los años anteriores, y de nuevo los mensajes de "mejora permanente hasta el final" salen de boca de todos. Ferrari muestra su potencial técnico y económico en los programas de desarrollo que durante la temporada se dedican a enmendar los errores del invierno, y por eso las segundas partes son las buenas. Pero si ese potencial se desplegara desde el principio, si no existieran los "Invernos Negros" en Maranello, Alonso podría escribir una época tan dorada como la de Schumacher. El alemán tuvo un binomio perfecto con Brawn. Alonso aún busca el suyo en Ferrari, el que acabe con los Inviernos Negros de Ferrari.
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