miércoles, 3 de octubre de 2012

El mochuelo que abandona el nido

Hace un par de años, en este mismo blog, dediqué un artículo a Lewis Hamilton en relación a cambios importantes que el piloto británico vivió durante el mundial de 2010 (2010 ¿el nuevo Hamilton?). Por aquel entonces destaqué dos hechos que empezaron a cambiar la imagen de Hamilton con respecto a la que habia dado durante sus primeros años en la Fórmula1. Uno de ellos fue el despido de su padre como representante, alejándolo además de forma definitiva de su lado. Por otro el "mea culpa" que entonó recordando su actitud durante el año que luchó con Fernando Alonso, reconociendo que el asturiano, como bicampeón del mundo, merecía los galones de primer piloto. Para que el cambio de Hamilton fuera definitivo tenía que pasar lo que ha pasado durante esta última semana: abandonar el lugar en el que ha pilotado durante la práctica totalidad de su carrera como piloto, primero como patrocinado, y luego como piloto oficial.

Y es que Lewis Hamilton es "el mochuelo que abandona el nido". Cuando aún corrian en karts, firmó su primer contrato con McLaren con solo 12 años, después de que Ron Dennis, entonces patrón de la escudería de Woking, quedara prendado de su talento. Desde entonces no le han faltado facilidades para ir escalando peldaños y desarrollar su talento hasta aterrizar en el Gran Circo. Lo hizo, a diferencia de la mayoría de pilotos que empiezan en los coches más lentos, con un McLaren que le permitía luchar por victorias y por el campeonato desde el principio. Para muchos este fue el motivo principal para que Hamilton se convirtiera en una especie de niño mimado, que no sabe lo que es trabajar con un monoplaza difícil de conducir, con recursos limitados para desarrollarse y con el trato que recibe cualquier novato. En McLaren tuvo coche para ganar y trato de campeón desde el primer día, y eso le supuso muchas enemistades y críticas, especialmente de la afición española por aquello de ser compañero de Alonso. 


Ganó el Mundial de 2008, y no ha vuelto a probar las mieles del triunfo. Desde entonces ha madurado, ganado en experiencia y aprendido a perder. Lejos queda ya su imagen de piloto caprichoso junto a su padre y un jefe que le entregaba todo. Ahora es un piloto hecho y derecho, y su talento no ha descendido en absoluto. Casi toda la parrilla considera que Fernando Alonso es el mejor piloto del mundial; y el propio Alonso no duda en alabar a Lewis Hamilton. "Es el único que puede ganar sin un coche ganador", ha dicho de él. El respeto mutuo es total, y los halagos en ambas direcciones constantes. No solo se respetan, sino que se aprecian, y todo gracias al cambio de actitud del piloto británico. Estos cambios que ha experimentado Hamilton, unido a la aparición de Vettel como enemigo común, he hecho incluso que la afición española sienta ahora admiración y simpatía por el piloto inglés. Por mi parte tiene en mi un seguidor más, y sin duda le deseo la mejor suerte en su etapa en Mercedes. Este es el Hamilton si papá, sin Dennis, sin McLaren... El Hamilton que abandona su nido de algodón para embarcarse en un nuevo proyecto poniendo su talento al servicio de uno de los mejores, Ross Brawn. Veremos como sale.

No hay comentarios: